Pie geriátrico: tratamiento

¿En qué consiste el pie geriátrico?

El término «pie geriátrico» se refiere a la condición médica en la cual se presentan diversas alteraciones en los pies durante la edad avanzada, principalmente como resultado del deterioro del organismo.

A medida que envejecemos, es común que nuestros pies sufran deformaciones debido al uso prolongado de calzado inadecuado y a caminar largas distancias a lo largo de la vida. Adicionalmente, la piel pierde elasticidad, las articulaciones experimentan desgaste y el flujo sanguíneo disminuye significativamente. Todos estos factores pueden dar lugar a diversos problemas en los pies que requieren la atención de un podólogo especializado para su tratamiento.

Patologías y alteraciones relacionadas con el pie geriátrico

Aunque cada caso es diferente, aquí nombramos algunas de las cosas más comunes en el pie geriátrico:

  • Juanetes
  • Dedos en garra o en martillo
  • Problemas vasculares: insuficiencia vascular, trombosis, varices
  • Problemas en la piel: sequedad, hiperqueratosis, durezas, callos y callosidades, hongos
  • Problemas en las uñas: debilidad, uñas encarnadas, uñas engrosadas

Recomendaciones preventivas: higiene

Tener una buena higiene en los pies es fundamental para evitar la aparición de cuadros como los que hemos mencionado anteriormente.

  • Es importante mantener una buena higiene diaria de los pies con agua tibia y jabones neutros. Se debe prestar especial atención al secado cuidadoso entre los dedos sin frotar y realizar una inspección visual para detectar cualquier anomalía. Además, es recomendable aplicar una crema hidratante para mantener la piel suave y sana.
  • Para el corte de las uñas, se debe evitar la forma redondeada o con picos, optando por un corte recto para prevenir la aparición de uñas encarnadas.
  • Es desaconsejable utilizar instrumentos cortantes, parches u otros métodos para eliminar las durezas en los pies. En su lugar, se recomienda realizar ejercicios para mejorar la movilidad y la musculatura, y acudir regularmente a un fisioterapeuta para recibir tratamiento y asesoramiento profesional.

Recomendaciones preventivas: calzado adecuado

  • Es importante utilizar un calzado adecuado para cada actividad, de preferencia de calidad y evitando materiales plásticos y sintéticos. Se recomienda elegir calzado con piel flexible, de pala ancha y alta para permitir la movilidad de los dedos y la transpiración.
  • Es preferible que el calzado tenga cordones y una suela de goma antideslizante y flexible. Además, se debe elegir un tacón de aproximadamente 2 a 4 cm de altura y que sea más largo que el pie en ½ cm a 1 cm.
  • Los calcetines deben ser de algodón o hilo, evitando los materiales sintéticos para permitir la transpiración. En algunos casos, se puede recomendar el uso de medias de compresión para mejorar el retorno venoso.

Ayuda profesional: podología

En general, si detectamos alguno de los cuadros mencionados anteriormente, notamos dolor, inflamación, aparición de verrugas o cambios en la coloración y temperatura del pie, debemos acudir a un podólogo.