Cómo salir de una depresión y banderas rojas

Datos reales sobre la depresión

Según datos disponibles hasta ese momento, en España se estima que alrededor de 2.5 millones de personas sufren depresión cada año. A nivel mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de 280 millones de presionas sufren depresión (3,8%). Siendo más común a partir de los 60 años.

¿Qué es la depresión?

La depresión es un trastorno mental común que afecta el estado de ánimo, los pensamientos y el comportamiento de una persona. Se caracteriza por sentimientos persistentes de tristeza, pérdida de interés o placer en actividades cotidianas, y una disminución general en el nivel de funcionamiento.

¿Cómo saber si tengo depresión? Síntomas

Los síntomas de la depresión pueden variar de una persona a otra, pero pueden incluir:

  1. Estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, casi todos los días.
  2. Pérdida de interés o placer en actividades que antes se disfrutaban.
  3. Cambios en el apetito y el peso, como pérdida o aumento de peso sin razón aparente.
  4. Trastornos del sueño, como insomnio o exceso de sueño.
  5. Fatiga o falta de energía.
  6. Sentimientos de inutilidad o culpa excesiva.
  7. Dificultad para concentrarse, tomar decisiones o recordar cosas.
  8. Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio.

¿Qué tipos de depresión existen?

Existen varios tipos de depresión, cada uno con características y síntomas específicos. Algunos de los tipos más comunes de depresión incluyen:

  1. Depresión mayor: También conocida como depresión clínica, es el tipo más común de depresión. Se caracteriza por síntomas como tristeza profunda, pérdida de interés en actividades, cambios en el apetito y el sueño, fatiga, sentimientos de culpa y dificultad para concentrarse. Los síntomas suelen durar al menos dos semanas y afectan significativamente la vida diaria de una persona.
  2. Trastorno depresivo persistente (distimia): Es un tipo de depresión crónica y de larga duración. Los síntomas son similares a los de la depresión mayor, pero son menos intensos. Una persona con distimia puede experimentar una tristeza continua y falta de interés durante al menos dos años.
  3. Trastorno afectivo estacional (TAE): Se refiere a la depresión que ocurre en ciertas estaciones del año, generalmente durante el otoño e invierno, cuando hay menos luz solar. Los síntomas incluyen cambios en el estado de ánimo, aumento del apetito, aumento de la necesidad de sueño y falta de energía.
  4. Trastorno depresivo posparto: Es una forma de depresión que ocurre después del parto. Las mujeres pueden experimentar tristeza, ansiedad, cambios de humor, fatiga y dificultad para vincularse con su bebé. Puede comenzar poco después del parto o desarrollarse gradualmente durante los primeros meses.

Estos son los tipos más comunes de depresión, pero es importante destacar que hay otros autores que añaden más tipos a la lista.

¿Qué personas son más propensas a sufrir depresión?

La depresión puede afectar a personas de cualquier edad, género o trasfondo socioeconómico. Sin embargo, hay algunos factores que pueden aumentar el riesgo de sufrir depresión. Estos incluyen:

  1. Historia familiar: Tener antecedentes familiares de depresión puede aumentar la probabilidad de desarrollar la enfermedad, lo que sugiere una influencia genética.
  2. Factores biológicos: Los desequilibrios químicos en el cerebro, como la disminución de los niveles de neurotransmisores como la serotonina, pueden contribuir al desarrollo de la depresión.
  3. Experiencias traumáticas: Los eventos traumáticos, como abuso, pérdida de un ser querido, divorcio o problemas de salud graves, pueden aumentar el riesgo de desarrollar depresión.
  4. Factores psicológicos: La presencia de otros trastornos mentales, como trastornos de ansiedad, trastorno de estrés postraumático o trastornos de la alimentación, puede estar asociada con un mayor riesgo de depresión.
  5. Factores sociales y ambientales: El aislamiento social, la falta de apoyo social, el estrés crónico, la pobreza y la discriminación pueden aumentar la vulnerabilidad a la depresión.

Es importante tener en cuenta que estos factores aumentan la probabilidad de desarrollar depresión, pero eso no significa que por tener estos factores vayamos a sufrir siempre depresión.

Covid-19, aislamiento y depresión

El confinamiento y las medidas de distanciamiento social implementadas debido a la pandemia de COVID-19 han tenido un impacto significativo en la salud mental de muchas personas, incluyendo un aumento en los casos de depresión. Estas son algunas de las razones por las que el confinamiento puede estar relacionado con la depresión:

  1. Aislamiento social: El distanciamiento físico y las restricciones de movimiento pueden llevar al aislamiento social, lo que puede aumentar la sensación de soledad y agravar los síntomas de depresión.
  2. Incertidumbre y estrés: La pandemia ha generado incertidumbre generalizada en varios aspectos de la vida, como la salud, el empleo, la educación y el futuro. Esta incertidumbre y el estrés asociado pueden contribuir al desarrollo de la depresión.
  3. Pérdida y duelo: Muchas personas han experimentado la pérdida de seres queridos debido al COVID-19, así como la pérdida de empleo, estabilidad financiera y otros cambios significativos en sus vidas. Estas experiencias de pérdida y duelo pueden desencadenar o agravar los síntomas depresivos.
  4. Cambios en la rutina y el estilo de vida: El confinamiento ha implicado cambios significativos en las rutinas diarias y la interrupción de actividades sociales, recreativas y laborales. Esto puede afectar negativamente el bienestar emocional y la salud mental de las personas, contribuyendo a la depresión.

Relación entre ansiedad y depresión

La depresión y la ansiedad son dos trastornos mentales comunes que a menudo están interrelacionados. Aunque son dos condiciones distintas, pueden coexistir en una persona y tener una influencia mutua. De hecho, se estima que más de la mitad de las personas que sufre uno de los dos trastornos también sufrirá el otro. Algunos aspectos de la relación entre la depresión y la ansiedad incluyen:

  1. Comorbilidad: La depresión y la ansiedad a menudo se presentan juntas. Estudios han demostrado que aproximadamente el 50% de las personas con depresión también tienen síntomas significativos de ansiedad.
  2. Síntomas superpuestos: La depresión y la ansiedad comparten síntomas similares, como problemas de sueño, dificultad para concentrarse, fatiga y cambios en el apetito. Estos síntomas pueden dificultar la distinción entre los dos trastornos y es posible que una persona experimente una combinación de síntomas depresivos y ansiosos.
  3. Causas y factores de riesgo comunes: Tanto la depresión como la ansiedad pueden tener causas y factores de riesgo similares, como predisposición genética, eventos traumáticos, estrés crónico, desequilibrios químicos en el cerebro y factores ambientales.
  4. Ciclo de retroalimentación: La depresión y la ansiedad pueden influenciarse mutuamente y formar un ciclo de retroalimentación negativa. Por ejemplo, la ansiedad puede llevar a sentirse desesperanzado y desmotivado, lo que puede desencadenar o empeorar los síntomas de la depresión. A su vez, la depresión puede generar preocupaciones y temores ansiosos.

¿Cómo puede ayudarme un psicólogo?

Un psicólogo puede ser de gran ayuda en diversos aspectos de tu bienestar mental y emocional. Aquí hay algunas formas en las que un psicólogo puede ayudarte:

  1. Evaluación y diagnóstico: Un psicólogo puede realizar una evaluación exhaustiva de tus síntomas, emociones y circunstancias para llegar a un diagnóstico preciso.
  2. Terapia y tratamiento: Los psicólogos están capacitados en diferentes enfoques terapéuticos y técnicas de tratamiento. Pueden proporcionarte terapia individual, terapia de pareja o terapia familiar, según tus necesidades. La terapia te brinda un espacio seguro y confidencial para explorar tus pensamientos, emociones y comportamientos, y te ayuda a desarrollar habilidades y estrategias para enfrentar los desafíos y mejorar tu bienestar.
  3. Apoyo emocional: Los psicólogos están capacitados para brindar apoyo emocional durante momentos difíciles de tu vida. Pueden ayudarte a procesar y superar traumas, pérdidas, cambios importantes o situaciones estresantes, proporcionándote orientación y recursos para enfrentar estas experiencias.
  4. Desarrollo personal: Un psicólogo puede ayudarte a explorar tu identidad, metas y valores, y a desarrollar una mayor autoconciencia. Esto puede ayudarte a tomar decisiones más saludables y a alcanzar tu máximo potencial en diferentes áreas de tu vida.
  5. Habilidades de afrontamiento: Los psicólogos pueden enseñarte técnicas y estrategias efectivas de afrontamiento para lidiar con el estrés, la ansiedad, la depresión y otros desafíos emocionales. Estas habilidades pueden incluir técnicas de relajación, manejo del estrés, resolución de problemas y cambio de patrones de pensamiento negativos.

Es importante destacar que la relación entre tú y tu psicólogo es confidencial y basada en la confianza mutua. Puedes hablar libremente y sin juicio, sabiendo que tu psicólogo estará ahí para apoyarte.