Ictus: tipos, tratamiento, recomendaciones

¿Qué es un ictus o ACV (accidente cerebrovascular?

Un ictus, también conocido como accidente cerebrovascular (ACV) o derrame cerebral, es una enfermedad cerebrovascular que ocurre cuando el flujo de sangre al cerebro se interrumpe o se reduce significativamente. Esto puede suceder debido a un coágulo sanguíneo que bloquea una arteria en el cerebro (ictus isquémico) o debido a la ruptura de un vaso sanguíneo en el cerebro (ictus hemorrágico).

Síntomas de un ictus

Los síntomas de un ictus pueden incluir:

  • Debilidad o entumecimiento en la cara, brazo o pierna de un lado del cuerpo
  • Dificultad para hablar o comprender el lenguaje
  • Visión borrosa, mareo
  • Pérdida de equilibrio o coordinación
  • Dolor de cabeza repentino e intenso.

Factores de riesgo de los ictus

Existen varios factores de riesgo que pueden aumentar las posibilidades de sufrir un ictus. Algunos de los factores de riesgo más comunes son:

  1. Hipertensión arterial: La presión arterial alta aumenta la posibilidad de tener un ictus.
  2. Edad avanzada: El riesgo de sufrir un ictus aumenta con la edad.
  3. Diabetes: Las personas con diabetes tienen más probabilidades de sufrir un ictus debido a la afectación que causa la enfermedad en los vasos sanguíneos.
  4. Colesterol alto: Los niveles altos de colesterol pueden contribuir a la formación de coágulos de sangre en los vasos sanguíneos.
  5. Enfermedades cardíacas: Las enfermedades cardíacas, como la fibrilación auricular, pueden aumentar el riesgo de coágulos de sangre y, por lo tanto, el riesgo de ictus.
  6. Fumar: El tabaquismo aumenta el riesgo de sufrir un ictus.
  7. Obesidad: El exceso de peso aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades que pueden causar un ictus, como la diabetes y la hipertensión arterial.
  8. Historial familiar: Las personas que tienen antecedentes familiares de ictus tienen más probabilidades de sufrir uno.
  9. Consumo excesivo de alcohol: El consumo excesivo de alcohol aumenta el riesgo de sufrir un ictus.

Es importante controlar en la medida de lo posible los factores de riesgo.

Secuelas post ictus

Las secuelas de un ictus pueden variar dependiendo de la gravedad y de la zona del cerebro que haya sido afectada. Algunas de las secuelas más comunes pueden incluir:

  1. Parálisis o debilidad muscular: La parálisis o debilidad generalmente afecta a uno de los dos hemicuerpos en mayor medida.
  2. Problemas de equilibrio y coordinación: El ictus puede causar dificultad para caminar, mareo y falta de coordinación.
  3. Dificultades del habla y del lenguaje: El ictus puede afectar la capacidad de hablar o comprender el lenguaje. Dos áreas comunmente afectadas son el área de Wernicke (comprensión del lenguaje) y el área de Broca (producción del lenguaje).
  4. Problemas de visión: La visión borrosa o la pérdida de la visión pueden ser una consecuencia del ictus.
  5. Problemas cognitivos: El ictus puede afectar la memoria, la atención, el razonamiento y otras funciones cognitivas.
  6. Cambios emocionales y de comportamiento: El ictus puede afectar la personalidad, causar depresión, ansiedad y cambios en el comportamiento.
  7. Dolor y espasmos musculares: Las personas que han sufrido un ictus pueden experimentar dolor crónico y espasmos musculares.

Es importante señalar que, a pesar de estas posibles secuelas, muchas personas se recuperan parcial o totalmente después de un ictus con la ayuda de un buen tratamiento por parte de un equipo multidisciplinar.

Tratamiento por parte de un equipo multidisciplinar

La recuperación de un ictus puede requerir la atención de varios profesionales de la salud, dependiendo de las necesidades individuales de cada paciente. Algunos de los profesionales que pueden ayudar en el proceso de recuperación de un ictus son:

  1. Neurólogo: El médico es el encargado de diagnosticar y tratar el ictus. También puede prescribir medicamentos para tratar las secuelas del ictus.
  2. Fisioterapeuta especializado en neurología: El fisioterapeuta puede ayudar a mejorar la movilidad y la fuerza muscular a través de ejercicios de fisioterapia.
  3. Terapeuta ocupacional: El terapeuta ocupacional puede ayudar a mejorar la capacidad del paciente para realizar actividades cotidianas, como vestirse o cocinar.
  4. Logopeda: El logopeda puede ayudar a mejorar la capacidad del paciente para hablar y entender el lenguaje.
  5. Neuropsicólogo: El neuropsicólogo puede ayudar a evaluar y tratar los cambios cognitivos y emocionales causados por el ictus.